Por Roberto Arévalo (Texto y Fotos)
Ing. Forestal – Instituto de Montaña
Artículo publicado en
DESARROLLO, CULTURA Y TURISMO DESDE LA PERIPHERIA
Edición Junio 2005
Año 1 Nro 1
– Iniciativas locales de forestería en la comunidad Santa Cruz de Pichiu. La combinación de diferentes especies de arboles y arbustos generan un micro clima benigno para las familias y sus cultivos.
Una visión de los bosques de altura en el Sur de los Conchucos.
Los bosques de quenual son espacios que se ubican sobre los 3800 msnm., donde se dan procesos biológicos y ecológicos de gran importancia para la conservación de la biodiversidad altoandina, estos ambientes vienen siendo aprovechados por poblaciones humanas andinas desde hace 10,000 años, actualmente son aprovechados por las comunidades campesinas quienes obtienen variados recursos a través de actividades principalmente extractivas, este uso intensivo ha venido transformando los bosques, fraccionándolos y reduciéndolos. De esta manera el bosque es considerado como un ecosistema en el que se reconoce la influencia de la actividad humana, implica que junto a la dimensión de los procesos naturales existe otra, de no menor importancia formada por acelerados procesos sociales de alcance local, regional y global.
Uno de los procesos relacionados directamente con el estado actual de estos bosques de altura es la deforestación y la perturbación. Se ha estimado que en el Perú de estos bosques solo queda no más de 3% (1,900 hectáreas) de su superficie original. En torno a estos parches de bosque existe una gran preocupación por parte de las instituciones dedicadas al desarrollo y a la conservación de recursos de montaña debido a su importancia en la protección de las cuencas altas, el mantenimiento de los procesos ecológicos que sostienen la diversidad, la oferta de recursos y las transformaciones del paisaje andino.
Otra dimensión importante diferente a la ecológica es la dimensión social. La mayoría de estos bosques se encuentran bajo la propiedad de las comunidades campesinas, en menor escala bajo propietarios privados y menor aún bajo protección por el Sistema Nacional de Areas Naturales Protegidas por el Estado (SINANPE). Esto quiere decir que los bosques están muy relacionados a las comunidades campesinas y que existe una relación de interacción muy tradicional.
La problemática de estos bosques ha sido muy relegada en los trabajos de investigadores sociales de las diferentes escuelas, que ayuden a un acercamiento para entender mejor estas relaciones bosque-comunidad con la finalidad de generar enfoques teóricos, herramientas metodológicas e identificar estrategias de intervención para la conservación. En los últimos 20 años, son pocas las instituciones y personas que continúan haciendo esfuerzos para investigar aquellos temas relacionados a su diversidad, cobertura, estado de conservación y ubicación, sin embargo hay instituciones que vienen realizando trabajos de investigación y desarrollo en la Cordillera Blanca y en la Cordillera Vilcabamba.
En el departamento de Áncash, el Parque Nacional Huascarán -PNH es una de las zonas más importantes donde se hacen esfuerzos para conservar estos particulares parches de bosque, además considerada internacionalmente como zona ‘hotspot’ para la conservación de la diversidad. Fuera del ámbito del PNH, hacia el este se ubica la zona de Los Conchucos, donde se encuentran importantes áreas de bosque sin protección.
En Los Conchucos, los principales usuarios de los bosques de quenual son pastores de puna, principalmente de ganado ovino ya que es la base más importante de su economía. Estos pastores a lo largo de la historia, de generación en generación han desarrollado capacidades fisiológicas para adaptarse a la vida de las alturas sobre los 3,800 msnm. En estas alturas la principal fuente energética es la madera de los quenuales y en las zonas donde ha desaparecido es la paja o “ichu”. Las plantaciones de eucalipto u otra especie exótica no es posible en estas alturas. Una familia de 5 personas necesita un promedio de 3 tres cargas de leña por semana (una carga es aproximadamente el peso que soporta un burro) transformado a número de árboles son 20 árboles por familia al año.
En general el acceso de las familias al bosque es libre, independientemente de a quién pertenece. Si se quiere, en esta zona los bosques pueden ser clasificados por sus diferentes niveles de perturbación en cuatro categorías: bosques densos, dispersos, residuales y extintos. Esta última categoría se da cuando en medio de las laderas de pastizales de puna se observa solo un pequeño grupo de árboles inclusive uno aislado.
El principal uso directo de estos bosques siempre ha sido con fines energéticos como son la leña y el carbón. Antiguamente, cuentan los campesinos del distrito de San Marcos, antes de la introducción del eucalipto hacia el año 1865, se celebraban grandes fiestas en las que usaban como despensas de leña los bosques de Tacarpo y Juproc, “Cada familia estaba autorizada a extraer hasta 10 cargas de leña….” Se ha encontrado que los quenuales tienen alrededor de 20 usos diferentes, madera para construcción de dinteles chacla y vigas para techos, mangos de herramientas, de labranza, utensilios para los tejedores, puentes, es la mejor madera para la elaboración de yugos, la corteza tiene altos contenidos de taninos con los que curten el cuero para la elaboración de zapatos y sillas de montar.
Aparte de los usos directos, los bosques también son muy importantes por la biodiversidad que albergan dentro: proveen diversas plantas medicinales que los campesinos usan y que no han sido estudiadas por la ciencia, y durante la época seca conservan reservas de forraje que son aprovechados por el ganado.
El desarrollo de la forestería de altura en Los Conchucos es muy incipiente, más aún en las zonas alejadas. Esta situación puede hacernos pensar que el campesino actual ha perdido toda noción sobre el uso adecuado de los árboles y que por lo tanto carece de una cultura forestal. Un ejemplo resaltante se observa en la comunidad campesina de Santa Cruz de Pichiu – distrito de San Marcos, donde se observan múltiples elementos de un uso apropiado y muy tradicional de los quenuales, aunque por cierto con limitaciones técnicas que podrían ayudar a tener mejores resultados.
Los campesinos pueden inventar lo que necesitan o lo que les parece conveniente. El uso de los quenuales junto a otros árboles y arbustos han sido utilizados y combinados inteligentemente para la generación de microclimas alrededor de sus viviendas, mejorar la producción de sus parcelas y huertos, disponer de leña en las cercanías de sus hogares e ir transformado el paisaje. En este entorno, no se tuvo hasta el año 2001, intervención de instituciones públicas o privadas que desarrollen experiencias de forestería comunitaria.
Para finalizar, la información presentada es demasiado general para poder tener un entendimiento claro y completo sobre los bosques altoandinos, abordar el tema desde algunas experiencias en Los Conchucos nos da la posibilidad de señalar algunos rasgos sobre la relación hombre – bosque. La intención principal es acercarnos a un ambiente de respeto a la naturaleza, el respeto a los árboles y a la vida.
Por el Ing. Roberto Arévalo More (Junio 2005)
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De interés:
– Manual de Forestería Comunitaria de Alta Montaña: Experiencias de Reforestación con Polylepis Sp. en el Corredor de Conchucos – Áncash. Por Marianne Mindreau y Carla Zuñiga / Instituto de Montaña, Huaraz 2010